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WATUNAKUY

El Watunakuy, es un momento  sagrado del año agrícola,   en el cual  comunidades, autoridades,  niñas, niños, jóvenes, docentes, padres, madres y mujeres criadoras de las semillas se juntan, para agradecer, ofrendar y celebrar al Padre Sol, a la diversidad de semillas, a la Madre Tierra, a los Apus, a la Madre Luna, a la  Madre Agua y de todas las deidades que hacen posible la vida en nuestro planeta. Todos confluimos  para una sanación colectiva,  renovar los ciclos de la vida y volver a la armonía con la Madre Tierra.

El Watunakuy es un Intirayme (Fiesta del Sol) de gran significado espiritual y cultural que se realizaba en toda la América Profunda. Se llevaba a cabo en la luna llena y en la puesta del sol del mes de Junio, que inicia un nuevo recorrido en esta fecha.

Acompañar, celebrar y ofrendar al padre Sol en los solsticios y equinoccios, es parte de la vida, desde tiempos ancestrales y de esto dan cuenta los  numerosos centros ceremoniales que fueron construidos para ritualizar con los astros y con otras constelaciones andinas como la chakata, el amaru, el suchu, etc. Esta relación sagrada permitió convivir en armonía y equilibrio con la vida y la naturaleza.

 

El watunakuy es una festividad pre inca de suma importancia y lo que nosotros hacemos, es hacer recordar este espacio/tiempo sagrado,  que nos permite el intercambio ritual y cariñoso de la  diversidad de semillas, con la finalidad de estar preparados para afrontar los efectos del cambio climático, entre ellos la falta de agua, no solo la que proviene de los nevados y lagunas, sino también el agua de la lluvia. Sin agua no hay chacra y sin chacra no hay comida.

Si hay algo que nuestra cultura puede ofrecer a la humanidad, como alternativa frente al cambio climático es nuestra diversidad de semillas, sus saberes y secretos de crianza y espacios/tiempos  rituales como el watunakuy, que vienen a ser momentos de alta ritualidad, en el que se intercambian una diversidad de semillas, para que todos tengamos comida, humanos, naturaleza y deidades.

 

Este acto sagrado que se realiza cada año, va creciendo como la espuma, se hace como la hierba entre las rocas y piedras, que nos permite recordar nuestra memoria colectiva para proteger la naturaleza y la cultura de las diversas amenazas.

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